Van Halen collage

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martes, 20 de octubre de 2015

Saxon y Stryper asumen el control del heavy metal con Battering Ram y Fallen

Vaya dos pepinazos se han marcado Saxon y Stryper. Dos bandas veteranas, sobre todo la inglesa, que bien podrían vivir de las rentas, han cogido por el mástil la bandera del heavy metal para ondearla con orgullo. Cada uno en su estilo, sin salirse de la ruta habitual, han puesto toda su experiencia al servicio de Battering Ram y Fallen, sus nuevos discos. Lo digo una vez más y no me cansaré de repetirlo. En vez de tanto quejarse, habría que aplaudir a estos grupos sin nada que demostrar, pero que se esfuerzan en seguir sacando trabajos en estudio con regularidad. El tema del directo ya es aparte, porque no hace falta decir lo grandes que formaciones así son encima de un escenario. Nada menos que desde 1976 llevan vivos Biff Byford y los suyos como líderes, junto a Iron Maiden y Def Leppard, de aquella corriente musical denominada New Wave Of British Heavy Metal. Tras varios periodos de mayor (Wheels Of Steel, Denis & Heather, Strong Arm Of The Law) o menor popularidad, ahora mismo son una de las bandas fijas en cualquier festival de metal. A pesar de los años, su estado de forma es envidiable y sé por experiencia que nunca fallan. En este Battering Ram, su disco número 21, no encontramos nada nuevo. Portada y logos clásicos, guitarras cortantes como cuchillas tipo Accept, la voz aguda de Byfford con ese inconfundible acento inglés y una base rítmica que derriba muros. Aquí no hay trampas, esto es heavy metal puro, reinventado por los que lo sacaron de las cloacas y ejecutado con una precisión milimétrica. Puede que hasta se haga un poco reiterativo, pero con Saxon es lo que hay. No saben hacer otra cosa ni tienen intenciones de cambiar. Temas más rápidos, otros cumpliendo los esquemas típicos, historias de miedo como The Devil's Footprint, destaca algún interludio que sirve de tregua y, sobre todo, Kingdom Of The Cross. Un poema sobre la Primera Guerra Mundial recitado por el vocalista que pone el broche de oro a este trabajo sin sorpresas, aunque lo más importante es que no decepciona. La leyenda sigue viva.


Stryper tampoco son nuevos en esto. Fundados en 1983 en California, son conocidos en todo el mundo por su ideología (intencionada o no) cristiana. Se les ha criticado mucho por esto, algo que yo veo absurdo, sobre todo porque está fuera de toda duda que, ante todo, son una banda de hard rock (a veces heavy metal) capaz de hacer sombra o superar a los más malotes. La diferencia está en que, en lugar de referirse continuamente al diablo en sus letras o portadas, ellos lo hacen sobre Dios. Totalmente respetable salvo para los más obtusos. Inseparable a su imagen están también los colores amarillo y negro, ahora ya un poco menos, y el vozarrón de Michael Sweet. Capaz de llegar a unos agudos altísimos, la conserva en un estado envidiable. Aún recuerdo cómo me impresionaron, a finales de los 80, Soldiers Under Command, To Hell With The Devil e In God We Trust, sus mejores discos dentro de una etapa más glam, sobre todo en la estética. El sonido era matador, la batería de su hermano Robert martilleaba sin piedad, mientras los solos y las melodías vocales te atrapaban sin remedio. Tras un breve periodo de éxito, les sucedió lo mismo que a muchos grupos de su época y se acabaron separando, eso sí, dejando como brillante testamento Against The Law (enorme trabajo) en 1990. De vuelta a la vida en 2005, sus nuevas grabaciones no me han convencido tanto (salvo las versiones de The Covering) hasta No More Hell To Pay (2013). Recuperaron toda su esencia y lo han vuelto a hacer en el reciente Fallen. Durísimo, directo a la yugular, ya quisieran muchas bandas de este estilo conseguir esos riffs, acompañados de unos coros celestiales, nunca mejor dicho. Hay sorpresas curiosas, como la versión del After Forever de los 'satánicos' Black Sabbath. El resto, como sucede con Saxon, es lo mismo de siempre. Y esa es la mejor noticia. Si algo funciona y además estás cómodo con ello, ¿para qué lo vas a cambiar? Que experimenten otros y, por favor, que me los dejen tranquilos a ambos.

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