Van Halen collage

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martes, 29 de septiembre de 2015

Rock In Rio 2015, edición Brasil. ¿El cartel más completo de un festival sin alma?

Vaya por delante que nunca he sido muy amigo del Rock In Rio. Sé que es de los macrofestivales más antiguos (el primero se celebró en1985) y casi siempre consigue reunir a artistas de primer nivel de los más variados estilos. Sin embargo, lo veo artificial, sin alma, como si fuera una marca reconocible a nivel mundial de coches de lujo aplicada a la música. Tiene que haber mucho dinero e intereses detrás, lo que contrasta con su origen brasileño. Es un país con muchas desigualdades sociales, en el que un sector de la población malvive azotado por la pobreza más extrema. En algunas de sus ediciones, pese a que no es anual, dio el salto a Europa para aterrizar en Lisboa y Madrid, donde tuvimos la 'suerte' de disfrutarlo tres veces (2008, 2010 y 2012). Hace poco también probaron en Las Vegas para asaltar el mercado norteamericano. Yo estuve presente en el de 2008, donde comprobé in situ las dos caras de la moneda. El recinto de la Ciudad del Rock situado en Arganda del Rey es inmejorable, de los mejores que he visto. De hecho, es una lástima que sólo se utilice para esto mientras permanece abandonado el resto del tiempo. Todo estaba muy bonito, perfectamente colocado con las primeras marcas luciendo sus brillantes logotipos de publicidad en cientos de stands... Y ahí está el problema. Se repartieron miles de invitaciones (yo fui gratis) porque no levantó el interés que los organizadores esperaban. Por eso y por el concepto de intentar ser tan atractivo, tan brillante, en vez de un festival del rock parecía un pase de modelos. Al cartel le metieron un montón de vergonzoso relleno nacional, por lo que, salvo un par de excepciones, no me pareció gran cosa. Me decepcionó bastante, la verdad.

 

Otro problema que tiene Rock In Rio es el sonido. Desde mis primeras experiencias con retransmisiones televisivas en 1991, igual por el retardo de la señal, no lo sé, aquello se escuchaba fatal. Recuerdo con horror las actuaciones de Megadeth, Queensrÿche, Skid Row, Judas Priest... Sólo conseguí distinguir las canciones de unos Guns N' Roses que llegaban en su momento más álgido. Siempre que busco algún concierto de este festival (se pueden encontrar todos casi enteros), o de otros que se montan en Suramérica, siempre ocurre lo mismo. Sonido pésimo, eso sí, con unos carteles a cada cual mejor. Y este año, en su 30 aniversario, se han salido en este aspecto. Metallica, SOAD, Slipknot, Mötley Crüe, QOTSA, Royal Blood, Faith No More, Gojira, Korn, Deftones, Steve Vai... Impresionante, la verdad es que es para quitarse el sombrero. Una barbaridad complicada no sólo de superar, sino de igualar. Lo que no sé es cómo se las arreglaron para contratar a Hollywood Vampires.  El nuevo proyecto de Alice Cooper (una leyenda incapaz de crear algo poco interesante) junto a Joe Perry, Johnny Depp (no sé qué pinta ahí), Duff McKagan y muchos invitados ilustres que rinden homenaje a los músicos y bandas inmortales del rock en un disco casi íntegro de versiones. Pese a los ocupados que están sus integrantes, tocaron el pasado 24 de septiembre en Río de Janeiro y el resultado es digno de ver, porque no creo que se prodiguen mucho por más escenarios. Una vez más, el sonido no es el mejor, aunque la transmisión en HD y los increíbles efectos de luz ayudan mucho. Un momento curioso es la cara de marciano que pone Perry cuando el invitado Andreas Kisser, guitarrista de Sepultura, se pone a su lado a hacer headbanging. Un Brown Sugar un poco descafeinado cierra un documento que vale la pena. Casi todas las actuaciones del macrofestival están ya colgadas por ahí mostrando de nuevo esa doble cara: un entorno fascinante lleno hasta la bandera al que le sigue faltando algo. No sé explicarlo muy bien. A lo mejor es sólo una manía personal, porque tengo clara una cosa. Es una utopía, un fenómeno casi paranormal, pero si esa lista de grupos viene a tocar a España tardo 10 segundos en comprar la entrada. No me esperaría ni a que me invitaran. Y es que los lujos es lo que tienen, que hay que pagarlos.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Graveyard y Casablanca, dos mundos opuestos desde la meca rockera de Suecia

Una vez más, y ya van unas cuantas, desde Suecia llegan un par de novedades bastante interesantes. Graveyard y Casablanca, dos grupos con propuestas musicales muy diferentes, han sacado a la venta esta semana sus nuevos discos. Innocence And Decadence es el título del cuarto trabajo de la banda retro comandada por Joakim Nilsson. Blues, swing, soul, psicodelia, rock and roll... todos los estilos que nacieron en los 60 y 70 hasta derivar en lo que hoy en día es el rock siguen más presentes que nunca. Con una portada que me recuerda al Technical Ecstasy de Sabbath, los de Göteborg por fin han conseguido lo que yo echaba de menos en sus anteriores propuestas musicales. Cada canción suena distinta, con identidad propia, para acabar con una excesiva repetición que, a mi juicio, llegaba a cansar. Lo que no han corregido del todo es la manía que tiene el vocalista (manejando varios registros) de participar demasiado y quitarle espacio a los desarrollos instrumentales. Un poco más de tiempo sí les da, pero sin pasarse. Sin embargo, nada de esto importa debido a la gran calidad de los once temas. Los adelantos de The Apple & The Tree y el blues Too Much Is Not Enough prometían una enormidad, se avecinaba algo grande. Y tanto, porque creo que se han superado publicando su mejor disco hasta la fecha. Como decía un poco más arriba, en la variedad está el secreto. Can't Walk Out es uno de los momentos álgidos, con unos cambios de ritmo que, en ocasiones, me recuerdan hasta a Screaming Trees. El trío que forman From A Hole In The Wall (voz extraña), Cause & Defect y Hard-Headed mantiene alto el interés del disco en su parte más dura, eso sí, siempre bajo la visión clásica de Graveyard. Los dos últimos temas llaman a la calma bluesera, con ese final perfecto que es Stay For a Song. Otro detalle novedoso es un cierto toque a lo Hendrix en algunas guitarras que siempre es bienvenido. Nunca está de más una influencia así para completar una obra posiblemente poco original, ya que se limita a actualizar lo que ya se hizo hace muchos años. En manos del oyente está disfrutar de este viaje atrás en el tiempo.


Miskatonic Grafitti es el misterioso título del tercer disco de Casablanca. Primero de una trilogía conceptual sobre H.P. Lovecraft, supone una vuelta de tuerca a su sonido habitual. Tampoco es que se hayan pasado al doom, porque el hard rock e incluso el AOR más dulzón siguen ahí, pero con matices progresivos y desarrollos más largos que nunca habían probado. Empezar con un tema de diez minutos muestra claramente lo que pretenden. Luego regresan a sus raíces con Closer, Re:Old Money o Name Rank Serial Killer. Estribillos marca de la casa, melodías pegadizas, solos muy bien elegidos para no cansar... Sin embargo, merece la pena detenerse en su faceta más novedosa, porque no les ha quedado forzado. Al contrario, destilan clase a raudales como les suele ocurrir (salvando las distancias) a de sus paisanos Europe. La inicial Enter The Mountains, This is Tomorrow, My Shadow Out Of Time, Sister, el tema título o los dos últimos son ejemplos de que algo está cambiando. Para bien o para mal, como suelo decir, depende del criterio de cada uno. A nivel individual, me encanta la voz aguda de Anders Ljung, muy típica de grupos nórdicos de este estilo, que llega a notas altas complicadas. Creo que Ryan Roxie, guitarrista de Alice Cooper, sigue por ahí junto al resto de los miembros pasado el examen con nota alta. Pese a que ya llevan un tiempo en el negocio, son una banda minoritaria, aunque con una discografía impecable. Nula promoción les dan, por lo que no es extraño que vengan a tocar y nos juntemos 200 locos (o menos) en una reducida sala. A veces lo pienso y llego a la misma conclusión: casi mejor que perderse en un estadio lleno de gente que no sabe ni lo que está viendo. Son dos mundos opuestos, igual que Graveyard y Casablanca. A elegir toca. 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Let's Go, adelanto del nuevo disco de la banda maldita del rock: Def Leppard

La expresión "pongo un circo y me crecen los enanos" se queda corta aplicada a Def Leppard. No creo que exista un grupo con tan mala suerte. Ni tampoco que se haya sobrepuesto a las desgracias una y otra vez. El accidente del batería Rick Allen en el que perdió un brazo, la muerte del guitarrista (el cerebro en la sombra) Steve Clark y la dura enfermedad contra la que lucha su sustituto, Vivian Campbell, son argumentos suficientes para haber acabado con la carrera de cualquier banda. Lejos de rendirse, los británicos han vendido nada menos que 100 millones de copias de sus discos alrededor del mundo. Su época dorada de Pyromania e Hysteria (imprescindibles) queda ya un poco lejos, pero ahí siguen, al pie del cañón. Raro es el año en el que no están de gira, mientras que en estudio continúan ofreciendo muestras de su calidad cada cierto tiempo. El que tuvo retuvo, dicen por ahí. Nada despreciables son los proyectos paralelos del vocalista Joe Elliott (otro inquieto) y su compañero Phil Collen. Invito a escuchar con atención los dos trabajos de Down N' Outz como tributo a Mott The Hoople o el más reciente y bluesero Delta Deep. El sector más duro nunca les ha perdonado sus devaneos con el pop, el country u otros estilos un poco alejados de sus inicios, situados en la New Wave Of British Heavy Metal. Sea como sea, es innegable su contribución al rock en diversas y fructíferas etapas, desde que nacieron en Sheffield en 1978 hasta hoy en día. Para el próximo 30 de octubre está prevista la salida de su décimo trabajo titulado, simplemente, Def Leppard. El propio Elliott desveló en Instagram hace unos días los títulos de las catorce canciones que contendrá mientras se suceden las declaraciones típicas de "es lo que mejor que hemos hecho desde Hysteria", "hay guitarras muy duras", "tiene un contenido muy variado"... Ya veremos.


De momento está disponible un adelanto, un Let's Go (no confundir con Let It Go del High N' Dry) que, si suena a algo, es a ellos. Se trata del esquema repetido hasta la saciedad que siempre les ha dado muy buenos resultados. Un tema comercial, edulcorado, radiable y apto para todos los públicos. Puede gustar más o menos, ahí no entro, pero lo cierto es que parece un clásico Leppard de toda la vida. O al menos de la segunda etapa más sofisticada (o floja según sus detractores) que, efectivamente, se inició con el multimillonario Hysteria. Nunca la dejaron apartada pese a que en anteriores trabajos como el irregular Songs From The Sparkle Lounge dejaron claras sus influencias glam de los 70. Lo de este single parece un regreso en toda regla a la fórmula que les hizo dar el gran salto. No sé si el resto de su nueva obra seguirá por ahí, aunque catorce canciones dan para mucho. Podrían hacer un repaso de toda su carrera si quisieran. No debe estar muy mal Campbell a pesar de su tratamiento (el guitarrista de Trixter ocupó su puesto en una actuación para la NFL ) porque veo que tienen preparadas varias giras por Japón, Australia e Inglaterra junto a Whitesnake. Espero y deseo que se dejen caer por aquí, ya que guardo muy buen recuerdo de mis experiencias en directo con ellos en varios festivales. Comprendo que a mis amigos se les abriera la boca de aburrimiento cuando interpretaron entera su obra maestra en el Hellfest. Para disfrutar Hysteria en su integridad hay que ponerse en un contexto especial. A mí, sin embargo, me pareció un momento irrepetible. Es lo que tiene luchar contra los elementos, no bajar los brazos jamás... Una situación que conozco bien y que saca lo mejor (y lo peor) que cada uno tiene dentro. Hay una canción suya que les define mejor que nada ni nadie: Undefeated. Invencibles.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Crítica de Devil City Angels: Devil City Angels (Century Media, 2015)

Lo de los supergrupos está de moda. Crecen como setas. En esta ocasión se trata de una reunión de músicos de la vieja guardia hardrockera, la que a finales de los 80 e inicios de los 90 dominaba el panorama en USA. Devil City Angels es el enésimo proyecto en el que se embarca el guitarrista Tracii Guns. Un personaje curioso. Estuvo en el embrión de lo que luego fue Guns N' Roses, aunque su momento estelar lo vivió con L.A. Guns. Gran grupo sleazy con una trilogía impecable que se fue deshaciendo poco a poco. La pareja que formaba con el vocalista británico Phil Lewis era perfecta y parece que, después de muchos desencuentros, por fin han hecho las paces. Sería una gran noticia que volviera la banda original, aunque esa es otra historia. Los otros miembros de DCA son también muy conocidos. El batería Rikki Rockett de mis queridos Poison y el bajista Rudy Sarzo, que ha luchado en mil batallas junto a los grandes, y que entró a última hora en lugar de Eric Brittingham, de Cinderella. Del que no puedo dar muchos datos es del cantante (no lo hace nada mal) y guitarra rítmico, Brandon Gibbs, procedente de Cheap Thrills. Juntos se dieron a conocer con un EP que llamó mi atención no sólo por los nombres, sino porque su contenido era justo lo que esperaba. Temas rockeros sencillos, directos, sin muchas complicaciones con estructura típica y alguna variante interesante. Se lo han debido pasar de miedo grabando el disco, porque se les nota sueltos. Las canciones fluyen de forma natural, sin nada forzado como ocurre con otras formaciones. Da gusto escuchar de nuevo los solos de Tracii (no abusa de ellos) y la forma de aporrear los tambores de Rockett me transporta a la época dorada de un estilo criticado, aunque irrepetible y repleto de talento desaprovechado.


No hay lugar para muchas novedades en este debut sabiendo de dónde viene cada uno de sus integrantes. A veces me recuerdan a sus bandas anteriores, otras no, pero el caso es que los diez cortes se pasan rápido. Demasiado. Alguno más no habría estado mal. Los cinco primeros te hacen moverte a gusto con unos estribillos convincentes, incisivos, de los que repiten sin darte cuenta cuando acabas de escucharlos. Me quedo con Boneyard, con un riff tan esperado como efectivo. En directo, esto debe sonar a gloria igual que All My People o I'm Living, porque invitan precisamente a ser interpretadas ante una muchedumbre sudorosa, ávida de pasar un buen rato. Goodbye Forever (preciosa) y All I Need son las dos concesiones a las baladas que nunca pueden faltar en este tipo de trabajos. Back To The Drive y Bad Decisions cierran la fiesta con el mismo acierto que la apertura de Numb. No es cuestión de devanarse los sesos y todavía no he tenido ocasión de leer las letras. Devil City Angels no están aquí para cambiar el mundo. Puede que sólo sea un pasatiempo, ya veremos si le dan continuidad, sobre todo porque Tracii no puede estarse quieto en el mismo sitio mucho tiempo. Sarzo y él forman parte también de Gunzo y sigue en activo su League Of Gentlemen, una especie de tributo al blues psicodélico de los 60 y 70. A semejanza de Grohl, Corey Taylor, Duff McKagan y otros culos inquietos del rock, Guns seguro que tiene preparada alguna sorpresa más. Bienvenida será.  

jueves, 10 de septiembre de 2015

Aerosmith Rocks Donington 2014: Tyler & Perry se rehabilitan en el paraíso del rock

Histórica, mítica, emblemática e irrepetible. Así debió ser la actuación de Aerosmith en Donington en junio de 2014 que acaba de salir al mercado en varios formatos. La banda americana, que yo incluyo entre los cinco o seis grupos que cuando desaparezcan lo lamentaremos, está atravesando una segunda juventud. Nunca se sabrá si Steven Tyler y Joe Perry están completamente libres de sus adicciones (por algo son los toxic twins), pero se les ve mejor que nunca. Lo pude comprobar con una actuación sobresaliente ese mismo año en el Hellfest. Parece también que las eternas peleas entre ellos han dado paso a una tregua de la que, en estudio, salió el largo e irregular Music From Another Dimension en 2012. Apenas tocan canciones de este trabajo en el directo del Download que voy a analizar. Ni falta que hace, porque su catálogo es tan rico que podrían vivir de las rentas (como hacen otros) eternamente. Para empezar, el escenario elegido para grabar esta película que se estrenó en cines es, sin duda, el mejor que existe en la actualidad. La tradición rockera del recinto anexo al circuito británico es incuestionable. Actuar o asistir a un festival en Donington Park es lo más parecido al paraíso en términos musicales. Aerosmith, por ser quiénes son, han aparecido por allí en numerosas ocasiones, creo que tres como cabeza de cartel. Una de ellas fue en 2010 con un servidor como testigo bajo la inseparable compañía de la lluvia inglesa. Por este motivo estaba situado lejos del meollo, lo que me impidió disfrutar del todo del espectáculo. Gracias a las enormes pantallas en HD pude seguir un concierto bastante correcto, más contundente y lleno de clásicos de lo que esperaba, para cerrar tres días que no olvidaré jamás. Fue un sueño cumplido, perseguido desde siempre.


Aquel recuerdo tan bueno, junto a mi satisfactoria experiencia en Clisson, me convencieron de que el nuevo dvd (también ha salido en blu-ray, lp y cd) era de obligado visionado. El resultado no podía ser otro: imagen y sonido impecables, repertorio espectacular (quizás demasiadas versiones) ante un público entregado entre el que me hubiera gustado estar. Dicen las malas lenguas que un teclista en segundo plano es el que ayuda a Tyler con las voces. Igual es verdad, pero el cantante de 67 años está en plena forma. No escatima esfuerzos para moverse sin parar (muy Jagger), deleitar a las féminas con sus bailes provocativos o jugar con el pie del micro. El vestuario es tan estrafalario como siempre igual que el de Perry. Este último muestra con la guitarra un nivel excelente llevando el peso en los solos y la atención de todos los focos. Sin embargo, sigo pensando que Brad Whitford es el arma secreta (el Malcolm Youg) de Aerosmith. Discreto, destila clase a raudales, permanece en segundo plano, pero sin él nada sería lo mismo. Lo mismo ocurre con la base rítmica que forman Tom Hamilton y Joey Kramer. Sólida, imperturbable, indispensable... Algo muy semejante a lo que ocurre con Cliff Williams y el forajido Phil Rudd recurriendo de nuevo al paralelismo con AC/DC. Es difícil escoger un momento concreto de los 105 minutos que dura el concierto. Personalmente, joyas como Last Child, Same Old Song And Dance, Toys In The Attic, No More No More, Walk This Way o Sweet Emotion (aún gana con cada escucha) me llenan más que los hits recientes. No abusan de las baladas (Dream On tiene que estar sí o sí), mientras que empezar el set list con Train Kept A-Rollin' y acabarlo con Mama Kin sólo está al alcance de unos pocos elegidos. He leído que Tyler está enfrascado en un proyecto country, por lo que la actividad del grupo se ha detenido. Una pena, porque deberían aprovechar su buen estado general para crear algo en común. Con ellos nunca se sabe y a lo mejor tenemos noticias pronto. Ojalá y repito el mismo mensaje de siempre aplicable a los cinco o seis grandes del rock: que no lo dejen nunca, por favor. Se lo pide un amigo, un admirador, un esclavo, un siervo...

lunes, 7 de septiembre de 2015

Ugly Kid Joe vuelven a dar guerra tras 19 años con Uglier Than They Used Ta Be

Otro regreso anunciado que se confirma. Los californianos Ugly Kid Joe, que habían dado señales de vida con el EP Stairway To Hell en 2012, regresan al negocio con la inminente publicación de Uglier Than They Used Ta Be. Será su primer trabajo de larga duración desde hace 19 años. Demasiado tiempo para un grupo que, en mi opinión, fue algo más que una broma pesada. No mucha gente los tomó en serio a principio de los 90, ya que, para empezar, su nombre es una parodia de Pretty Boy Floyd. La estética glam a lo Poison estaba de moda y a ellos se les ocurrió todo lo contrario: aparecer con pinta de guarros, con una letra e imagen gamberras para mofarse de todo aquel movimiento hair metal que, por cierto, a mí no me disgustaba en absoluto. Además, tuvieron la suerte de dar con el tema adecuado para explotar en las listas. La canción con la que sueña cualquier banda. Su Livin' On A Prayer particular. Everything About You, un tema sencillo de hard rock desenfadado y estribillo coreable hasta la saciedad, fue un éxito inesperado hasta para ellos, sonaba en todas partes y la MTV machacó el vídeo sin piedad. Con sólo un EP en la calle, se apresuraron a a aprovechar el momento para grabar America's Least Wanted, su primer disco. Se vendió como rosquillas y yo aún conservo la cassette original. Les tengo un cariño especial y creo que no se les ha valorado nunca en su justa medida. Es en Menace To Sobriety (1995) donde demuestran que iban en serio. Y por algo que puede parecer poca cosa, pero no lo es. La entrada del batería Shannon Larkin les dio un nuevo impulso (algo parecido a lo que pasó con Scott Travis en Judas Priest), la pimienta que le faltaba a la salsa para que picara de verdad. Me parece una obra soberbia, poco conocida, con un nivel que no supieron alcanzar en el nada despreciable Motel California, lo que acabó con la inevitable separación. Nadie se acordaba ya de ellos, desaparecieron del mapa, y sólo el cantante Whitfield Crane (vaya voz se gasta el amigo) se ha mantenido en activo involucrado en diversos proyectos.


Su vuelta a la vida tomó forma con una gira festivalera en el verano de 2012. Presentaban algún tema nuevo, pero con clásicos como el mencionado Everything, Neighbor o la versión del Cats In The Cradle se metieron al público de nuevo en el bolsillo. Tuve la suerte de verles en Donington ese año y dos factores coincidieron para que me lo pasara en grande. Salió el sol tras una pesadilla de barro, lo que unido a las enormes ganas de presenciar un concierto suyo (algo que parecía imposible) dieron como resultado un momento inolvidable. Hasta los ingleses que estaban al lado nos felicitaron por el ímpetu que le pusimos al asunto. Se les veía con ganas e impresionados por la respuesta de  la gente, lo que a buen seguro les ha animado a dar guerra de nuevo. Hell Ain't Hard To Find, un vídeo de adelanto del nuevo disco, ya circula por ahí. Intro lenta, riff marca de la casa y estribillo machacón. No es lo mejor que han hecho, pero suena contundente, prometedor, e invita a escuchar el resto con atención. La campaña de Ugly Kid Joe en Pledge Music lleva tiempo en marcha ofreciendo otro proyecto paralelo de Crane junto al guitarrista de Another Animal, Lee Richards. Curiosamente, casi me ha gustado más su presentación con Black&White (una delicia acústica) que el single de UKJ, aunque habrá que esperar para emitir ambos veredictos. Ha pasado mucho tiempo desde la aparición de unos chavales que pusieron una nota de humor negro antes de que el grunge aplicara su depresión al rock. Es posible que sus viejos hits suenen un poco obsoletos en los tiempos que corren, pero un soplo de aire fresco no vendrá nada mal. Están en forma, con el niño gamberrete de la portada un poco más demacrado, y la experiencia les habrá hecho mejores músicos. Como ellos mismos dicen, siguen tan feos como solían ser. Pronto lo comprobaremos.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Crítica de Iron Maiden: The Book Of Souls (Parlophone, 2015) Una odisea de metal

Esto ya son palabras mayores. Hacer una crítica de un disco de Iron Maiden es un honor, una responsabilidad. Algo que, como humilde seguidor suyo que soy desde hace muchos años, me atrevo a escribir con todo el respeto y el cariño del mundo. El grupo heavy por excelencia (con permiso de Judas Priest), una institución, una multinacional, el mito, la leyenda... ¿Quién no ha tenido alguna vez una camiseta de Iron Maiden? El pobre Eddie, la monstruosa mascota de la banda británica, ha sufrido tantos cambios de aspecto desde que debutó en 1980 que deben existir cientos de prendas distintas con esos dibujos tan terroríficos como entrañables. Con el lanzamiento de The Book Of Souls, su 16º (se dice pronto) trabajo en estudio, le ha tocado vestirse de momia maya en la portada de esta grabación en formato doble de 92 minutos de duración. Todo un reto para Maiden pese a que ya nos están acostumbrando a los minutajes muy altos en los últimos tiempos. El resultado es excelente, al menos en mi opinión, aunque para digerir una obra tan colosal hacen falta muchas, muchas escuchas. Y muy atentas. Nada de ponerse la música de fondo mientras se conduce o se friegan los platos. Aquí hay chicha, y de la buena. El adelanto que ya analicé por aquí, Speed Of Light, era sólo el aperitivo, el típico single de enganche de canción rápida, efectiva, acompañada de un vídeo ochentero apasionante. Lo primero que quiero destacar es que la voz de Bruce Dickinson está intacta. Es más, diría que mejor que nunca. Nadie podría imaginar que estaba a punto de caer en una enfermedad grave de la que ya está recuperado del todo.


Segundo detalle importante. Steve Harris, el bajista y supuesto líder de la formación, sólo ha compuesto en solitario una canción: The Red And The Black. Muy pegadiza, con unos coros perfectos para el directo, pero un poco repetitivos. Casi llegan a cansar esos teclados, igual que las armonías, al ser un recurso muy trillado por Maiden desde Afraid To Shoot Strangers. Por eso se agradece que haya más variedad a la hora de aportar ideas en el estudio. Allí, en los mandos estuvo, como de costumbre desde Brave New World (el retorno de Bruce), Kevin Shirley, su hombre de confianza en la producción. Cuantitativamente igual ya ha superado al retirado Martin Birch para sacarle máximo provecho al sonido. Impoluto, a veces algo oscuro, quizás le falta algo de brillo como le pasó con los discos de los desaparecidos Black Country Communion.


Lo de la democracia en la composición resulta beneficioso. Todo un acierto para poder disfrutar de If Eternity Should Fail (no me gusta ese ritmillo taurino), The Great Unknown, Death Or Glory, Tears Of A Clown (dedicada al fallecido Robin Williams), The Man Of Sorrows o la odisea épica de casi 20 minutos que es The Empire Of The Clouds. De todas ellas me quedo con la que da título al disco, The Book Of Souls. Salvando las distancias, me recuerda mucho a Powerslave dentro de esa dualidad histórica/futurista de la que suelen echar mano Iron Maiden en las letras. La parte final con las guitarras es estupenda, va in crescendo para redondear otra pieza maestra de los ingleses. Lograr un equilibrio entre canciones cortas y otras tan largas no es fácil. Creo que lo han conseguido para ir rompiendo el ritmo según avanza la hora y media de este maratón de metal clásico. Es comprensible que a alguno se les pueda hacer muy largo, pero insisto en que merece prestarle los cinco sentidos para disfrutarlo del todo. Al fin y al cabo, pese a que no es su intención, la edad no perdona y nunca se sabe cuándo lo dejarán. Ese día llegará e igual que ocurre con Kiss, Black Sabbath (ya han anunciado su último tour), AC/DC, Van Halen, Aerosmith y otros grandes, ya podemos irnos preparando, porque ninguna banda novel alcanza su nivel. Ninguna ofrece espectáculos en directo de más de dos horas como estos 'abueletes'. Mi consejo es aprovechar mientras sigan vivos y perder 92 minutos de tiempo en escuchar The Book Of Souls. Y con el libreto de la edición de lujo delante, mejor. Para un melómano de este estilo musical, no se me ocurre mejor forma de superar la depresión post vacacional. Eddie, Bruce, Steve, Dave, Adrian, Janick y Nicko se encargarán de ello. Garantizado.