Van Halen collage

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martes, 29 de septiembre de 2015

Rock In Rio 2015, edición Brasil. ¿El cartel más completo de un festival sin alma?

Vaya por delante que nunca he sido muy amigo del Rock In Rio. Sé que es de los macrofestivales más antiguos (el primero se celebró en1985) y casi siempre consigue reunir a artistas de primer nivel de los más variados estilos. Sin embargo, lo veo artificial, sin alma, como si fuera una marca reconocible a nivel mundial de coches de lujo aplicada a la música. Tiene que haber mucho dinero e intereses detrás, lo que contrasta con su origen brasileño. Es un país con muchas desigualdades sociales, en el que un sector de la población malvive azotado por la pobreza más extrema. En algunas de sus ediciones, pese a que no es anual, dio el salto a Europa para aterrizar en Lisboa y Madrid, donde tuvimos la 'suerte' de disfrutarlo tres veces (2008, 2010 y 2012). Hace poco también probaron en Las Vegas para asaltar el mercado norteamericano. Yo estuve presente en el de 2008, donde comprobé in situ las dos caras de la moneda. El recinto de la Ciudad del Rock situado en Arganda del Rey es inmejorable, de los mejores que he visto. De hecho, es una lástima que sólo se utilice para esto mientras permanece abandonado el resto del tiempo. Todo estaba muy bonito, perfectamente colocado con las primeras marcas luciendo sus brillantes logotipos de publicidad en cientos de stands... Y ahí está el problema. Se repartieron miles de invitaciones (yo fui gratis) porque no levantó el interés que los organizadores esperaban. Por eso y por el concepto de intentar ser tan atractivo, tan brillante, en vez de un festival del rock parecía un pase de modelos. Al cartel le metieron un montón de vergonzoso relleno nacional, por lo que, salvo un par de excepciones, no me pareció gran cosa. Me decepcionó bastante, la verdad.

 

Otro problema que tiene Rock In Rio es el sonido. Desde mis primeras experiencias con retransmisiones televisivas en 1991, igual por el retardo de la señal, no lo sé, aquello se escuchaba fatal. Recuerdo con horror las actuaciones de Megadeth, Queensrÿche, Skid Row, Judas Priest... Sólo conseguí distinguir las canciones de unos Guns N' Roses que llegaban en su momento más álgido. Siempre que busco algún concierto de este festival (se pueden encontrar todos casi enteros), o de otros que se montan en Suramérica, siempre ocurre lo mismo. Sonido pésimo, eso sí, con unos carteles a cada cual mejor. Y este año, en su 30 aniversario, se han salido en este aspecto. Metallica, SOAD, Slipknot, Mötley Crüe, QOTSA, Royal Blood, Faith No More, Gojira, Korn, Deftones, Steve Vai... Impresionante, la verdad es que es para quitarse el sombrero. Una barbaridad complicada no sólo de superar, sino de igualar. Lo que no sé es cómo se las arreglaron para contratar a Hollywood Vampires.  El nuevo proyecto de Alice Cooper (una leyenda incapaz de crear algo poco interesante) junto a Joe Perry, Johnny Depp (no sé qué pinta ahí), Duff McKagan y muchos invitados ilustres que rinden homenaje a los músicos y bandas inmortales del rock en un disco casi íntegro de versiones. Pese a los ocupados que están sus integrantes, tocaron el pasado 24 de septiembre en Río de Janeiro y el resultado es digno de ver, porque no creo que se prodiguen mucho por más escenarios. Una vez más, el sonido no es el mejor, aunque la transmisión en HD y los increíbles efectos de luz ayudan mucho. Un momento curioso es la cara de marciano que pone Perry cuando el invitado Andreas Kisser, guitarrista de Sepultura, se pone a su lado a hacer headbanging. Un Brown Sugar un poco descafeinado cierra un documento que vale la pena. Casi todas las actuaciones del macrofestival están ya colgadas por ahí mostrando de nuevo esa doble cara: un entorno fascinante lleno hasta la bandera al que le sigue faltando algo. No sé explicarlo muy bien. A lo mejor es sólo una manía personal, porque tengo clara una cosa. Es una utopía, un fenómeno casi paranormal, pero si esa lista de grupos viene a tocar a España tardo 10 segundos en comprar la entrada. No me esperaría ni a que me invitaran. Y es que los lujos es lo que tienen, que hay que pagarlos.

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