Van Halen collage

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martes, 23 de junio de 2015

Concierto de Kiss (Barclaycard Center, 22-06-2015): Corabi se cuela en las Fallas

Hay que empezar a admitirlo. El día que Kiss se retiren, el rock perderá un brazo, una pierna o algún otro miembro vital para su supervivencia. No morirá, como precisamente Gene Simmons afirma, pero quedará seriamente tocado. Y el caso es que en directo siempre hacen lo mismo, hasta la última explosión está controlada al milímetro, cada pose, cada nota... Eso sí, reto a alguien a que me diga quién ofrece un espectáculo de esta magnitud mejor que el suyo. Ahora mismo, nadie, o tan sólo tres o cuatro grupos que al final de la crónica nombraré. Ahí está el secreto de que las entradas vuelen y de que nos hagan tan felices cada vez que vienen. En esta ocasión, los americanos maquillados aterrizaron en el Palacio para cerrar su gira 40 aniversario y, como se esperaba, no decepcionaron. Fueron el plato fuerte de un banquete musical con un aperitivo de lujo: The Dead Daisies. Si he de ser sincero, a priori me interesaba más ver a los teloneros por la presencia de John Corabi, uno de mis cantantes de culto, aunque al final acabé rindiéndome a las estrellas de la noche. Ya he visto en Kiss en varias ocasiones, así que seguí con todo detalle el concierto que abrió la velada. Sólo les dieron 45 minutos para demostrar lo que valen, pero vaya si los aprovecharon. Revolución es un disco brillante que sonó todavía mejor en directo. Las versiones, muy bien elegidas, completaron un set list corto, intenso, y algunos nos quedamos con ganas de más. El recinto estaba medio lleno, aunque respondió para apoyar a un Corabi inmenso de voz, con muchas tablas, acompañado por Richard Fortus, Marco Mendoza, Dizzy Reed, David Lowy y Tommy Cufletos. Todos perros viejos, gente que sabe lo que se hace y entre los que hay una química más que especial. Ojalá el proyecto siga adelante en futuros trabajos, porque lo seguiré muy de cerca. 


Media hora después, el telón negro con el inmenso logo de Kiss que tapaba el escenario se vino abajo. Atronó Detroit Rock City (¿hay algún tema mejor para empezar un concierto?) y la gran fiesta del rock ya no se detuvo. El sonido bastante bueno, mejor que en otras ocasiones, y repertorio equilibrado. Me encantó que enlazaran el trío Creatures Of The Night-I Love It Loud-War Machine de uno de sus mejores discos. Más recientes, pero igual de buenos, son Psycho Circus o Hell Or Hallelujah, que se mezclaron con clásicos como Deuce, Calling Dr. Love, Cold Gin, Love Gun (con el vuelo de Stanley) y God Of Thunder (Simmons sangró por la boca y voló casi hasta el techo), Lick It Up y Black Diamond. Casi nada, menudo repaso a su carrera. Y faltaban los bises. Antes quiero detenerme en la actuación personal de cada uno. Había muchas dudas sobre la voz y el estado físico de Paul Stanley. Los años y los excesos no pasan en balde para nadie, aunque creo que estuvo a la altura. Algún gallito se le escapó y no llega a algunos tonos, razón por la que quizás ya no tocan ninguna balada. Le sobró algún discursito, pero sus sugerentes movimientos en escena siguen ahí. A Gene Simmons, que no me cae especialmente bien, le vi como siempre, con sus movimientos típicos, la lengua kilométrica y asumiendo tareas vocales a medias con Stanley. Mientras, Tommy Thayer y Eric Singer (gran batería) me parecen más que dignos sucesores de Ace Frehley y Peter Criss por mucho que los más puristas les critiquen. Gene no es tonto y sabe que recaudarían aún más dinero con la formación original. Si les echaron, por algo será. Para la recta final dejaron tres joyas como Shout It Out Loud, I Was Made For Lovin' You (apoteósica) y, como siempre, Rock And Roll All Nite mientras el confetti, junto a las explosiones y el fuego, convertían el Palacio en unas improvisadas Fallas con 10.000 fans bailando y cantando sin parar. Se encendieron las luces y todo eran caras de felicidad, satisfacción, de sudor bien aprovechado. Las mismas que he visto tantas y tantas veces tras los conciertos de AC/DC, Iron Maiden, Metallica, Black Sabbath o Aerosmith. ¿Hay relevo para estos grandes del rock? Es la pregunta del millón. En la actualidad, creo que la respuesta es un rotundo NO.   


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