Van Halen collage

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domingo, 1 de noviembre de 2015

Crítica de Black Stone Cherry: Thank You Live In Birmingham (Eagle Rock, 2015)

Pocos, muy pocos grupos hay ahora mismo tan honestos como Black Stone Cherry. Cristalinos, sinceros, sin trampas, no tienen nada que esconder, exprimen todo lo que tienen hasta la última gota y su nuevo dvd/cd en directo es la prueba inequívoca de ello. La receta es bien sencilla, incluso básica diría yo. Cuatro chavales (ya no tanto) de Kentucky tocando hard rock puro, sin aditivos, con toques southern, country, blues y... un par de pelotas. Así de claro. Hace ya varios años que los vi en la Sala Caracol y me hice una pregunta: ¿cómo siguen vivos si en todas las actuaciones se entregan de esta manera? Lo de John Fred Young, el batería, fue agotador. Sólo con verle te quedas exhausto. En ese momento venían a presentar Folklore & Superstition, su segundo disco, el que les dio a conocer ante el gran público. Tras el intento más comercial de Between The Devil And The Deep Blue Sea, se dieron cuenta de que era mejor volver a la raíces con el sobresaliente Magic Mountain. Fijos en el Download Festival, en la gira de este último trabajo en estudio grabaron, también en Inglaterra justo en estas fechas en 2014, su primer documento oficial (existe otro de sus inicios en la mítica Astoria en 2007) en directo: Thank You Livin' Live in Birmingham.


Además de dar un amplio repaso a su discografía, y dejando aparte la energía que transmiten, lo mejor es observar cómo disfrutan encima del escenario. Si la cara es el espejo del alma, la del cantante/guitarrista Chris Robertson es de felicidad absoluta. No para de dar las gracias a los asistentes por haber llenado la sala mientras atraviesa, sobre todo cuando les deja cantar canciones enteras, un proceso de liberación a través de la música. Una especie de exorcismo de los demonios cotidianos que le atormentan, según leí en una entrevista. Quizás sea ese el secreto de una intensidad que, para mí, les hace diferentes al resto. Y eso que él se mueve más bien poco, al contrario que Jon Lawhon, el otro guitarrista (cuello de caucho), y el bajista Ben Wells. Para ellos, esto es un sueño cumplido del que no piensan despertar. Por eso se han metido de nuevo en estudio con el productor de su brillante debut de título homónimo y prometen volver más potentes que nunca. "Es un disco pensado para los fans", aseguran. En su caso, no tengo dudas de que será así.


Los cuatro son hijos de músicos, lo que demuestra el buen gusto que tienen en las versiones que dejan caer o intercalan en el repertorio propio. Cream o Derek & The Dominos son influencias clásicas de las que tiran sin ningún rubor para romper el ritmo del concierto. Muy emotiva es la interpretación de Things My Father Said y Peace Is Free con la colaboración de un público entregado. Hay una química especial entre las dos partes, una cualidad que todo grupo debería esforzarse en conseguir. No es suficiente con ser perfectos técnicamente (Blackberry Smoke) o que la pirotecnia nos deslumbre (Rammstein). Por eso es de agradecer igualmente que no claven los temas de forma autómata, que los alarguen con improvisaciones y que los típicos discursos hacia la gente no suenen forzados. Si a estos extras se le unen temazos como Rain Wizard, Me And Mary Jane, Maybe Someday, Fiesta del Fuego, White Trash Millionaire o Blame It On The Boom Boom (vaya juego da un estribillo tan tonto), el resultado es casi perfecto. La única pega es que en la versión cd esté cortada y dure menos que el dvd. La otra, más habitual, que no pasan por España desde 2009. A ver si hay suerte y me los encuentro en algún festival el próximo verano. Más vale que vaya bien hidratado, porque con Black Stone Cherry no hay medias tintas. Seguro que, una vez más, me dejarán hecho polvo. De lo contrario, empezaré a preocuparme.

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