Van Halen collage

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martes, 17 de noviembre de 2015

Concierto de Backyard Babies (Joy Eslava, 15-11-2015): regreso con el freno echado

Creo que ya es la quinta o sexta vez que veo a Backyard Babies en directo. Nunca me han decepcionado y el concierto del pasado domingo en la Joy Eslava no fue una excepción, aunque con pequeños matices. Tras un parón de seis años, los que para mí fueron precursores de la movida macarra sueca surgida a finales de los 90, han retomado la actividad en 2015 con el irregular Four By Four en estudio y la consiguiente gira. Llevan ya muchos años en esto, la experiencia es un grado, su profesionalidad es indiscutible... Sin embargo, muy poco, o nada, queda ya de aquel torbellino de punk y sleazy con el que irrumpieron en un mercado adormecido. Jamás olvidaré cómo barrieron del escenario a Velvet Revolver saliendo antes que ellos en La Riviera en 2004. O aquellas dos veces que me dejaron exhausto después de liarla parda en la Sala Arena, Heineken o vaya usted a saber cómo se llamaba entonces. Tampoco es que tocaran mucho tiempo, apenas una hora, ya que era imposible aguantar esa intensidad brutal sudando como animales (aún me pregunto por qué Dregen sigue vivo) mientras nos bombardeaban con un arsenal basado en el memorable Total 13. No sé si por comodidad o porque fueron ganando seguidores sin parar con trabajos más orientados al rock más comercial, su propuesta escénica actual es radicalmente distinta. Ojo, que no digo yo que no me guste, de hecho me encanta pese a no tener nada que ver con la anterior. No hay festival que se precie que no cuente con ellos.


Antes de las estrellas de la noche, las chicas de Heavy Tiger calentaron el ambiente a lo Runaways. Perfectamente uniformadas, las suecas ofrecieron un buen rato de punk rock con todos los clichés del género incluidos. Cerca de las 21:30, Nicke Borg, Dregen, Peder Carlsson y Johan Blomqvist empezaron a demostrar que continúan en forma, eso sí, con una marcha menos. En ocasiones, sobre todo se notó en la surfera Heaven 2.9, parecía que tocaban con el freno de mano echado. Movimientos demasiado estudiados, cada uno metido en su papel, sólo en algún momento dejaron paso a la improvisación. Las escasas sorpresas corrieron a cargo del guitarrista Dregen, un tipo curioso que no abandonará nunca esa imagen cutre medio gitana, con el gesto torcido a pesar de los problemas de salud que ha sufrido. Nicke, que también ha superado varias adicciones, estuvo brillante con la rítmica y está bien de voz. Se emocionó con el minuto de silencio que pidió por las víctimas de París, los momentos acústicos (Roads, Abandon, Bloody Tears) los bordó manteniendo siempre una conexión perfecta con los fans. Lógicamente, cuando sonaron los temas de Total 13 se desató la locura. Highlights, UFO Romeo, Made Me Madman o el cierre de Look At You son ya clásicos de un estilo que ellos patentaron en su país. Del nuevo disco sólo cayeron tres canciones y el resto fueron singles escogidos como Brand New Hate, Dysfunctional Professional, Minus Celsius, Star War (muy celebrada), The Clash o A Song For The Outcast. La fórmula todavía funciona, yo jamás dejaré de escucharlos, pero creo que necesitan un soplo de aire fresco para que no se olvide la revolución nórdica que lideraron junto a Hellacopters. De lo contrario, me temo que este regreso se quedará a medio camino. 

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