Van Halen collage

Van Halen collage

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Lo nunca oído: The Manic Shine mezclan a Hendrix con RATM en Trial & Triumph

Esto sí que es nuevo. Yo al menos no había escuchado nunca nada parecido. En el artículo anterior hablaba de influencias, aunque escoger dos tan opuestas sí que es de traca. Y que además la mezcla salga bien, pero que muy bien, de fuegos artificiales. Pues los ingleses The Manic Shine lo han conseguido. En Trial And Triumph, su segundo disco, hay muchos más estilos (alternativos, progresivos...) que analizar tras detenerse en lo que más me ha flipado: juntar a Rage Against The Machine con Jimi Hendrix. Como suele pasar en estas ocasiones, no los conocía de nada y Classic Rock (mi biblia particular) me abrió las orejas una vez más. Hace unos días lo colgaron en streaming y la curiosidad me picó. ¿A qué sonará esto? Y me lo metí en vena del tirón. Menudo viaje musical sin precedentes a través de nueve canciones (se ha puesto de moda) como nueve soles. Van de cuarteto por la vida con los singulares nombres de Oz, Orren, Hutch y Tamir y, sin temor a equivocarme, mucho me extrañaría que no siguieran los pasos del éxito de Royal Blood. Vaya riffs, estribillos machacones y melódicos a la vez, solos de guitarra elaboradísimos, baterías de órdago, cambios de ritmo, un sonido que tira de espaldas... Tengo pendiente analizar su debut, Let Go Or Be Dragged, para comprobar si ya prometían lo que ha venido después. Hay un tema que quiero destacar por encima del resto: Haze (Singing My Name). Reto al más aguerrido fan, pongamos del impresentable de Enrique Iglesias, a que, por lo menos, se le escapa un pequeño movimiento de algún miembro al escucharla. Es literalmente imposible no reaccionar ante tamaño bombazo. Me imagino lo que puede desencadenar en directo y decir que se me cae la baba como Homer es poco. La explosiva mezcla de la que hablaba es aquí evidente, igual que en la apertura de Ball And Chain, Brakes u Orbit (la parte central es una pasada), otros tres pelotazos de dimensiones considerables consiguiendo un equilibrio admirable entre ecos clásicos y sonidos más modernos. 


Blind Love y Hold On (Together We'll Keep Dreaming) son los ejemplos más claros de que, entre sus gustos, también están Incubus. La primera flirtea un poco con el pop y el funk, pero casi al final sueltan un riff marca de la casa que deshace cualquier duda. Hold On es más progresiva, comercial, tranquila, preciosa, te acabas rindiendo ante su pretenciosidad. No sé cómo lo han hecho para sonar de esa forma, tan contundente y dulce a la vez. Las tres últimas canciones son canela fina. El inicio de I Don't Wanna Hear It recuerda a Wasted Years de Iron Maiden para dar luego paso de nuevo a esos acordes tan reconocibles de Tom Morello (el solo podría ser suyo) y compañía. El estribillo te vuela la cabeza con unos tambores taladrantes. La intensidad no decae con Reset, una especie de oda futurista con distintos efectos de guitarra muy logrados, originales, que nunca caen en la normalidad. Y es que esta banda, insisto, es de todo menos normal, y por eso cierran a toda mecha, sin piedad, con Binary, el enésimo trallazo de esta obra casi sobrenatural. Igual exagero, lo sé y me da igual. Pienso aprovechar al máximo este momento de que nadie los conoce para machacar Trial And Triumph hasta la saciedad. Luego se pondrán de moda y nada será lo mismo. O a lo mejor pasan inadvertidos, se separan y adiós muy buenas. Espero haberlo visto antes en directo, en sala o festival, para dedicarles una ovación más que merecida. ¿Juicio y triunfo? Triunfo y por goleada, señores.


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