Van Halen collage

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jueves, 2 de julio de 2015

Conciertos de Little Caesar (La Boite, 30-06-2015) y COC (Sala Arena, 1-07-2015)

Menudo doblete de conciertos en plena ola de calor en Madrid. Dos bandas, dos estilos muy diferentes, dos formas de entender el rock para dejarnos exhaustos una vez más. Para empezar, los incombustibles Little Caesar. Un grupo americano injustamente tratado en su día por motivos que se escapan a mi comprensión. Porque lo tenían todo para haber triunfado a lo grande. Temazos, imagen, apoyo de un sello potente (Geffen), Bob Rock como productor en los míticos estudios de Vancouver... El resultado fue un disco de debut imponente publicado en 1990 que, como mínimo, estaba a la misma altura que otras grandes obras de hard rock de la época. Aún recuerdo el vídeo de Chain Of Fools que ponían a todas horas en la MTV (la de verdad y no la vergüenza de ahora) con Ron Young destilando soul por todos sus poros bordando esta versión que popularizó Aretha Franklin. La mayoría de las canciones de ese primer trabajo cayeron en La Boite. Down n' Dirty, Hard Times, Rock n' Roll State Of Mind, In Your Arms, Drive It Home, I Wish It would Rain y Wrong Side Of The Tracks formaron parte del set list junto a otras del Influence, Redemption y el más reciente American Dream. Pese a que el sonido no me convenció del todo, la voz (y los tatuajes) de Young siguen intactas, además de su forma de ganarse al público. Tiene muchas tablas y acapara todo el protagonismo. Sus compañeros lo saben y permanecen en un segundo plano con el bajista (menudo gigante) ayudando en los coros. Han pasado muchos años, aunque supongo que en la mente de Ron aún rondará la idea de tocar en grandes estadios antes que en pequeños clubs. O igual prefiere tener pocos y fieles seguidores que nunca fallan a la cita en salas oscuras, reducidas, calurosas, lejos de las grandes superficies. Eso me pareció cuando agradecía la cercanía de la gente asegurando que la música consiste precisamente en eso. Puede que tenga razón, pero insisto en que Little Caesar mereció mejor suerte. Mucha más, pero los derroteros de la música son caprichosos.


Un día después llegó el plato fuerte. Un objetivo cumplido que no alcancé hace casi 20 años. Si la memoria no me falla, el 22 de septiembre de 1996 fue la última vez que Corrosion Of Conformity (con Pepper Keenan) visitaron Madrid como teloneros de Metallica junto a Soundgarden. Muy buen cartel del que casi no tengo recuerdos pese a que asistí al evento. Ni buenos ni malos, pero conservo la entrada, lo juro. En fin, la banda de Carolina del Norte se ha reactivado como cuarteto para rescatar en su repertorio los temas de los cuatro discos que grabaron juntos: Deliverance, Wiseblood, America's Volume Dealer e In The Arms Of God. Perfecta elección, ya que, para mí, es lo mejor que tienen en su extenso catálogo en estudio. Menos punk, que tampoco se desprecia, con el añadido de un regusto a Black Sabbath, más doom y stoner. Como trío no están mal, pero creo que la voz, la presencia en escena y la guitarra rítmica de Keenan (cómo me recuerda a su amigo James Hetfield) les hace ganar muchos enteros. Aparcada su larga actividad con Down, Pepper se ha reunido con Woody Weatherman, Mike Dean y Reed Mullin durante una gira revival que parecía más corta y que se ha ido alargando hasta llegar a España por sorpresa. Menos mal, porque ofrecieron un señor concierto en la Sala Arena de Madrid. Tras un prólogo extraño con un tipo canturreando Thin Lizzy, salieron a escena para demostrar que siguen en forma. Abrieron con la mejor forma de calentar los instrumentos que es These Shrounded Temples, seguida de Broken Man, King Of The Rotten y así, clásico tras clásico, con una energía, buen rollo y profesionalidad encomiables. Y eso que debieron acabar con las existencias de cerveza en la sala, porque vaya manera de engullir tercios. Al que vi un poco desconectado de todo fue a Dean, que estaba en su mundo con el bajo y se marcaba unos bailes muy curiosos, extrañísimos, aunque me parece que él es así. Aparte de las más famosas y coreadas, las canciones que mejor sonaron fueron las de In The Arms Of God (discazo), pero en conjunto fue una actuación brutal, muy intensa y sin el objetivo de hacer ruido de forma inconexa. Todo lo contrario. El grupo está ensamblado, tiene mucho empaque y espero que les dé por meterse en el estudio para crear algo nuevo. Ya veremos, porque esta gente es muy inquieta y nunca se sabe. Por cierto, de este concierto, además de guardar la entrada, sí que me acordaré. Lo esperaba con muchas ganas y respondió a las expectativas. Y con creces. 




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