Van Halen collage

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domingo, 5 de julio de 2015

Poison: Look What The Cat Dragged In (1986). El disco con el que empezó todo

Cada historia tiene un por qué, un inicio, un momento clave, y la mía con el rock empezó con Look What The Cat Dragged In. Tampoco es que lo recuerde muy claramente, pero estoy casi seguro de que Poison fue mi primer contacto con un estilo musical que ha marcado mi vida. Hubo flirteos anteriores con las canciones pop que inundaban los programas de radio que estaban tan de moda a finales de los 80. Sin embargo, este disco editado en 1986, me tocó la fibra sensible, estimuló esa parte del cerebro reservada para la parte artística que tenemos cada uno. Algún compañero de clase me dejó una de aquellas míticas cintas TDK de 90 en las que cabían dos discos, uno por cada cara. Lo mejor de aquella forma de almacenar música era cómo se ilustraban las cajas de plástico de las cintas. A veces sólo se escribían los títulos de los temas, aunque también se dibujaban las portadas a mano (había auténticas obras maestras) o se fotocopiaban las originales. En la carátula del debut de Poison aparecían cuatro seres indeterminados, no se sabía muy bien si eran hombres o mujeres, pero el contenido sonoro me cautivó de inmediato. I Want Action, Talk Dirty To Me, la balada I Won't Forget You, la canción que daba título al disco, Blame It On You, Let Me Go To The Show... Vaya marcha tenía aquello pese a que la propuesta era muy sencilla, al grano, con letras invitando a la fiesta continua rodeados de alcohol y mujeres. Por si esto fuera poco, los vídeos musicales estaban pegando fuerte y en TVE había hasta programas que los emitían. Sí, sí, vídeos de rock en televisión, juro que no lo he soñado. Los del grupo de Filadelfia eran un descontrol total. Ni se molestaban en disimular el play back mientras ofrecían un catálogo de vicios interminable (coches, chicas, bebida, juego) mientras mostraban sus pintas estrafalarias al más puro estilo glam sin ningún rubor. Yo no daba crédito a lo que estaba viendo y, desde ese momento, Poison se convirtieron en uno de mis favoritos. Nunca lo he ocultado aunque fueran criticados hasta la saciedad por los sectores más duros que nos les perdonarán nunca por su imagen y, sobre todo, porque triunfaron.


Y es que pocos (yo el que menos) podían sospechar que Bret Michaels, CC Deville, Bobby Dall y Rikki Rockett estaban destinados a convertirse en estrellas. No por mucho tiempo, pero disfrutaron de esos años de gloria con los que sueña cualquiera que se dedique a esto. Su segundo disco, Open Up And Say Ahh... fue un bombazo de ventas con la megabalada Every Rose Has Its Thorn rompiendo en pedazos las listas de éxitos. Llenaban pabellones en USA y cruzaron el charco para actuar en Donington en 1990. Mantuvieron el nivel con el brillante Flesh And Blood, aunque la marcha de Deville, que no pudo evitar sucumbir ante los excesos, significó el principio del fin. Está claro que Ritchie Kotzen es un guitarrista de gran talento (ojo a Winery Dogs), pero se había perdido ese aroma fiestero tan inherente a Poison. Native Tongue es un trabajo maduro, bluesero y me encanta escucharlo de vez en cuando pese a que siempre he pensado que le faltaba algo de picante. Remontaron un poco al fichar a Blues Saraceno para tocar en Crack A Smile, que sí me recordaba a los inicios más juerguistas. La reunión era inevitable, aunque todo lo que han publicado con la formación original no me ha gustado mucho. El EP Power To The People (con directo incluido) y Hollyweird son flojos y sólo se salvan algunas canciones de Poison´d, su último trabajo de versiones con un We're An American Band bastante logrado. Nunca de asomaron mucho por Europa, así que creo que me quedaré con las ganas de verles en directo. Una pena, porque en el DVD Live Raw&Uncut (2008) parecían estar en buena forma. El grupo está medio deshecho con Michaels haciendo realities en TV, cantando country, creo que el resto actúan con otro vocalista en actos benéficos y sólo espero con ganas el nuevo proyecto de Rockett (Devil City Angels) junto a otra leyenda sleazy como es Tracii Guns. Por el ritmo que llevan, creo que no lo editarán hasta el año que viene, justo cuando hayan pasado nada menos que 30 de la aparición del aquel Look What The Cat Dragged In. Diez canciones que no duraban casi ni cuatro minutos cada una, pero que me abrieron  las orejas para entrar de lleno en el rock. A partir de ahí me lancé en una carrera sin retorno y el resto es también otra historia, de momento, interminable.  


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