Van Halen collage

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viernes, 10 de julio de 2015

Concierto de Slash (Barclaycard Center Ring, 7-07-2015): Nostalgia con chistera

Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor. En el caso de Slash, con algunos matices, puede que sea cierto. El hecho de haber pertenecido a la última gran banda mainstream de rock juega a su favor y también en su contra. O al menos esa fue la sensación con la que salí del largo concierto que ofrecieron en el Palacio de Madrid en formato center ring. En vez de utilizar todo el aforo del recinto, unos grandes telones tapan las gradas y el público, todo de pie, se sitúa en la pista con el escenario en su lugar habitual. No está mal pensado, aunque me pareció algo frío, no sé, faltaba algo y quizás por eso no estuve cómodo en ningún momento. La gente cada vez fuma más en sitios cerrados como este pese a la prohibición vigente, lo que contribuyó bastante a que no estuviera a gusto. En lo estrictamente musical, el grupo tocó durante dos horas, algo que es de agradecer en estos tiempos, y estuvo bastante correcto. El sonido no fue espectacular, pero el set list bien elegido y los clásicos eternos de Guns N' Roses lo subsanaron. El camino que ha elegido Slash me parece más honesto que el de su ex compañero y actual enemigo Axl Rose. Tanto su carrera en solitario como la de Velvet Revolver tiene momentos muy brillantes gracias a un sonido parecido al que llevó al estrellato a los Guns. Siempre he pensado que así es como sonarían en la actualidad si todavía estuvieran juntos. Igual me equivoco, pero el pastiche sobreproducido del Chinese Democracy no me acaba de convencer. ¿Qué quiere ofrecer realmente Axl con sus mercenarios? ¿Es verdad que tiene escritos miles de temas? Nadie lo sabe con exactitud pero, y ahí está el problema, cuando suenan Sweet Child Of Mine, Welcome To The Jungle, Paradise City, Nightrain o cualquier canción del Appetite For Destruction (cada vez estoy más seguro de que fue grabado por alienígenas) se te viene a la cabeza esa voz rota, chillona, y la imagen del cantante de Indiana contoneándose como una culebra.


No voy a criticar a Myles Kennedy, porque su elección para la banda de Slash me parece perfecta. Es elogiable que no quiera ser un clon de Rose. Va sobrado de potencial vocal y clava los temas, aunque el pasado martes, por primera vez de las tres que les he visto, eché de menos aquellos finales de las canciones en los que Axl torturaba su garganta y se escuchaba algo parecido a un gato al que le pisan la cola (You Could Be Mine). Eran marca de la casa, algo indispensable y Myles, ya sea a propósito o no, los ha eliminado de los conciertos. Igual en los anteriores tampoco lo hizo, no lo recuerdo, aunque esta vez me invadió la nostalgia de aquel grupo mítico, rompedor, que puso patas arriba el rock and roll. Sé que la reunión es una utopía, pero admito que no tenía mi mejor día y casi se me saltan las lágrimas. Slash, que ha hecho de su chistera un icono inconfundible, se dejó la piel en el escenario utilizando todo tipo de guitarras. La habitual Gibson naranja, de doble mástil, acústicas... Con todas demostró que le encanta lo que hace. Es feliz, se mete a la gente en el bolsillo, y por eso no se corta para hacer un solo de diez minutos en Rocket Queen (vaya temazo que cerraba el Appetite). Los temas de su primer disco en solitario, del Apocalyptic Love y el reciente World On Fire no desentonan y son muy disfrutables en directo. Hasta el bajista, Todd Kerns, se atrevió a cantar Dr. Alibi y Welcome To The Jungle ante la algarabía general. Hay buen rollo entre ellos y por eso el show tuvo un ritmo alto, no desfalleció pese a mi extraña impresión de que algo faltaba. El final de fiesta (con confetti a lo Kiss) de Paradise City fue apoteósico y todos parecieron quedar satisfechos. Saul Hudson, que es el verdadero nombre del músico inglés, también acabó feliz tras su paso por España. Incluso en su Twitter avisaba a los promotores de que le guardaran más fechas en nuestro país para el futuro. Espero que así sea y allí estaré, con nostalgia, aunque seguro que tendré un día mejor. Lo prometo.




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