Van Halen collage

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domingo, 9 de agosto de 2015

Crítica de Biters: Electric Blood (Earache, 2015) La atractiva sencillez de lo añejo

En ocasiones, lo más sencillo puede resultar más convincente que complicarse la vida. Esta es la receta que ha elegido los americanos Biters para intentar dar el gran salto en el saturado mercado del rock. Nada de obras conceptuales, discos largos de intrincados sonidos o temáticas profundas. Cortito y al pie. Electric Blood es eso, un trabajo simple, directo, que bebe de las mejores influencias para completar diez canciones (once con el bonus de itunes) sin relleno para disfrutar desde la primera nota a la última. Una pizca de Stones, otra de Ramones, Cheap Trick, AC/DC, Mötley Crüe, Thin Lizzy, Kiss y gotitas de punk y glam sazonadas con un punto pop muy inteligente. Así se puede definir este segundo disco de estos cuatro chavales de Atlanta. Acompañados de una promoción bastante fuerte de un sello que cada vez se centra más en el hard rock (Rival Sons, Blackberry Smoke) pese a sus orígenes más radicales, no me extrañaría que las cifras de ventas (digitales o físicas) fueran bastante bien. El producto vale la pena si el cliente busca pasar un rato divertido, hasta bailable tarareando buenos estribillos como hace tiempo no escuchaba. De esos que se te clavan en el cerebro y no paras de repetir durante un buen rato haciendo air guitar. Es algo inevitable tras oír Restless Hearts, Heart Fulla Rock and Roll, o Low Lives in High Definition, por poner tres ejemplos. Tres temas facilones, comerciales, con mucho gancho que definen perfectamente lo que pretende esta banda. En los vídeos se ve claramente que no quieren cambiar el mundo, sino dar rienda de la forma más sincera posible al rock sucio, callejero y gamberro que tanto se echa de menos en ocasiones. El que busque cosas más enrevesadas debería abstenerse, aunque yo pienso que todo estilo musical (dentro de un orden) tiene su momento y lugar adecuados.


También hay detalles interesantes en este Electric Blood aparte de su descarada sencillez y una producción perfecta. La intro de piano en The Kids Ain's Alright es sorprendente por ser el prólogo perfecto para una canción redonda. De un gusto exquisito es también como desarrollan la parte final del tema título, mientras que Loose From The Noose consigue el efecto de posesión rockera deseado en sólo tres minutos. Resulta curioso que, pese a la juventud de sus miembros, el grupo suene tan añejo. Es como si lo que están contando de 1975 lo hubieran vivido de verdad cuando seguro que ni habían nacido. Esa mezcla ha llamado la atención de gente tan importante como Nikki Sixx, que los ha puesto por las nubes, y las críticas en medios especializados están siendo más que positivas. Queda la prueba de fuego, verles en directo, y me da en la nariz que su propuesta puede ganar muchos enteros. Desprenden energía por todas partes, actitud e imagen no les falta, por lo que espero con ganas algún documento para valorarlos. Lo mejor sería estar entre el público, pero en la gira europea de presentación no aparece, al menos de momento, España. Alguien debería acordarse de ellos y traerlos, porque reúnen todos los condicionantes para convertirse en algo grande de verdad. Eso sólo el tiempo lo dirá. Para este momento y lugar veraniegos, nada mejor que una ración fresquita de estos Biters. O dos, porque más de uno seguro que lo escucha varias veces seguidas. Es lo que tienen estas adicciones tan peligrosas. Una vez que empiezas...

2 comentarios:

  1. muy buena recomendación este grupo. rock fresco.

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    1. Les están dando mucha bola, a ver hasta donde llegan. Sería bueno valorarlos en directo

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