Van Halen collage

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sábado, 13 de febrero de 2016

Póker de ases: The Cult, Monster Truck, The Temperance Movement y Last In Line

Tengo que recuperar el tiempo perdido. No paran de salir discos nuevos interesantes en este inicio de 2016 y, de momento, voy a meter en el mismo post a cuatro de ellos. Empiezo por los más mediáticos, si se puede decir así, los británicos The Cult. Llegan ya a su décimo trabajo en estudio con un Hidden City que cumple de sobra con las expectativas. Mezcla de su parte más rockera y con la espiritual, no cabe duda de que Astbury y Duffy (una pareja ya mítica a la altura de las clásicas) son incapaces de hacer algo malo o simplemente, regular. Está claro que Ian ya no tiene la voz de antaño, pero ha sabido evolucionar, mientras que el guitarrista mejora como el vino. Destila clase en cada riff, cada solo, es increíble que no reciba más reconocimiento. La producción de Bob Rock, otro maestro, hace que cada instrumento suene a gloria, en su sitio. ¿Temas destacados? Todos. Me quedo con la trilogía inicial, la oscuridad de In Blood o Birds Of Paradise, Hinterland es maravillosa y GOAT (esa batería de Tempesta) nos devuelve a los tiempos de Electric. Casi nada. Avalanche Of Light está entre las mejores canciones de su carrera igual que Heathens... No tiene desperdicio. The Cult son una institución, lo saben y actúan en consecuencia. Indispensables una vez más, y van..


Ingleses son también, aunque mucho más recientes, The Temperance Movement. Bebiendo de las fuentes más clásicas del género, me sorprendieron hace tres años con su debut. Se les acusó de copiar en exceso a Black Crowes (menudo problema) y quizás por eso han querido dar una vuelta de tuerca a su estilo en White Bear. Tuve la suerte de verles en directo en una pequeña sala, donde me convencieron de que tienen su propia personalidad. La voz de Phil Campbell es increíble, se lleva casi todo el protagonismo dentro de una propuesta que une blues, psicodelia, rock and roll, soul... Todo es muy básico pese al barniz moderno que le han aplicado a los temas de su nuevo disco. Me quedo con los más potentes como Three Bulleits, Get Yourself Free, Modern Massacre o The Sun And Moon Roll Around Too Soon. Sin embargo, mi favorito es el que da título a su segunda obra. Tras un inicio brutal de slide, la cosa se suaviza para explotar de nuevo con el puente hacia el estribillo escondido. Me parece una montaña rusa originalísima. Oh Lorraine nos propone un blues del siglo XXI con armónica en plan bucle y un ritmo de bajo martilleante. Un experimento que mal no les ha quedado. Acaban con una balada preciosa, melancólica y cadenciosa. La típica despedida tranquila para calmar los nervios. Ya veremos hasta dónde pueden llegar.


Viajamos ahora hasta Canadá para analizar el segundo y esperado disco de Monster Truck. Aupados por el revival de los viejos sonidos hard rock, southern y blues, este grupo me explotó en la cara con Furiosity también hace tres años. Fue un debut bestial, sin descanso, como un tren desbocado al que no le importa empotrarse contra el tope de la vía muerta. Por los mismos derroteros discurre Sittin' Heavy, incluidos esos teclados de fondo que tanto empaque le dan al conjunto. Destacan algunos matices novedosos, eso sí, en canciones que rompen la alta intensidad eléctrica. Son los casos de For The People, Black Forest (la mejor) y Enjoy The Time. El vozarrón grave de Jon Harvey les viene como anillo al dedo y sus compañeros cumplen a la perfección para que el ritmo, que a veces puede parecer repetitivo, no decaiga en ningún momento. Coros y estribillos que se quedan marcados a fuego hay un montón (Don't Tell Me How To Live, Things Get Better, The Enforcer), y son más que adecuados para gritarlos en directo. Tengo ganas de ver a esta gente, aunque en la inminente gira europea España se ha quedado fuera. Igual en los festivales de les pillo.


Para acabar este repaso express, no puedo olvidarme del Heavy Crown de Last In Line. No sé si está concebido como el enésimo homenaje a Dio, pero es el más brillante en mi opinión. Los músicos que acompañaron al pequeño cantante en aquel disco inolvidable se juntaron para versionarlo y después decidieron crear uno nuevo, con canciones inéditas de mucha calidad interpretadas con sumo gusto. Otra cosa no de podía esperar del talento indiscutible de Vivian Campbell (guitarrista), Jimmy Bain (bajo) y Vinny Appice (batería). Los dos últimos formaron la base rítmica más precisa y contundente que he escuchado nunca en el heavy metal. Este trabajo sirve como obra póstuma de Bain, que falleció en el último mes de enero negro que ha vivido el rock. Por si las referencias fueran poco válidas, han encontrado un vocalista, Andrew Freeman, que no le anda a la zaga a Ronnie James. Se echaban de menos las cabalgadas guitarreras de Campbell (Def Leppard es otro mundo) como las de Martyr, I Am Revolution y Already Dead. De verdad, parece que estamos escuchando cualquier trabajo de la época más prolífica del propio Dio. El parecido es asombroso y el que tuvo, retuvo. Son como un reloj suizo, perfecto en su estilo, sin despreciar los tópicos del género, aunque sin sonar trasnochados. Al revés, los solos y las melodías de las canciones más pausadas desprenden frescura. Es un señor disco que seguramente pasará bastante inadvertido. Otro de tantos que irán pasando por aquí.


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