Van Halen collage

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domingo, 14 de febrero de 2016

Concierto de Bryan Adams (Vistalegre, 28-01-2016): Enésima lección de un caballero

Bryan Adams siempre ha sido, es y será una de mis debilidades. Admito que lleva mucho tiempo viviendo de las rentas, siendo noticia por cosas diferentes a la música, pero tras lo visto a finales del mes pasado en Vistalegre, cualquier duda sobre su talento quedó despejada. Sobre todo, porque aún disfruta de lo que hace, un aspecto vital para seguir llenando grandes recintos después de tantos años de carrera. Rodeado de unos músicos increíbles, el canadiense demostró que sabe rockear, entretener y emocionar con la misma soltura de siempre. Fue un concierto soberbio, muy completo, con un sonido hasta bueno pese a dónde de celebró, y con un cierto regusto británico. Y es que había mucha clase sobre el escenario, tablas, experiencia, buen humor y una larga ristra de temazos por los que cualquier artista mataría. Adams venía a presentar Get Up, su nuevo disco en el que ha recuperado algo la chispa perdida, que contiene un puñado de canciones perfectas para interpretar en directo. Ahí arriba ganan bastantes enteros. Luego entramos en el mundo, la galaxia, la dimensión Reckless. Una obra maestra sin discusión que hace poco cumplió 30 años. Aunque hubieran pasado 100, himnos como Summer Of 69, Run To You, She's Only Happy When She's Dancing, Heaven (les quedó de lujo), Kids Wanna Rock, Somebody o It's Only Love no habrían perdido ni un ápice de frescura. Son un regalo no sólo para cualquier seguidor del rock, sino para el ser humano. La música existe, es lo que es, significa tanto para muchos (para mí es la vida misma) por canciones así. Impresionantes.


Lógicamente, Bryan fue el centro de todas las miradas, de las mejores tomas en las pantallas a ambos lados y dentro del escenario. Sin embargo, me fijé en la forma que tuvo de compartir protagonismo con el grupazo que le acompaña. El fino guitarrista Keith Scott se acercó a menudo a cantar con él mientras derrochaba kilates de calidad con las seis cuerdas. Ya fuera en formato eléctrico (hubo momentos de auténtico hard rock cañero) o acústico, demostró tener un nivel altísimo, complicado de encontrar hoy en día. Lo mismo se puede decir del batería Mickey Curry (pocos saben que estuvo tras los tambores de un disquito llamado Sonic Temple), del bajista Norm Fisher y el teclista Gary Breit. Además de las mencionadas joyas de Reckless, en el set list se fueron alternando temas nuevos y viejos hits de Waking Up The Neighbours, Cuts Like A Knife, 18 Til' I Die, baladas de bandas sonoras... Fue al final, ya en los bises, tras la fiesta rockandrolera del C'mon Everybody de Eddie Cochran, cuando el polifacético compositor se desnudó ante el público. Con Vistalegre a oscuras y un foco apuntándole, cogió su guitarra (casi nunca se separa de ella) para tocar en solitario She Knows Me, la cautivadora Straight From The Heart y All For Love, que fue coreada por el Palacio al unísono. Final perfecto para una noche perfecta repleta de detalles imperceptibles para los que se quedan con el Bryan Adams del anuncio, el fotógrafo, la balada ñoña (nunca lo son). Para los demás, al menos para mí, este señor se merece el mayor de los respetos. Un caballero. 10 de 10, Mr. Adams.

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