Van Halen collage

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jueves, 11 de febrero de 2016

Concierto de The Darkness (Sala But, 15-01-2015): God save the new Queen

Con casi un mes de retraso, la visita de The Darkness a Madrid vale la pena para relanzar el blog tras un pequeño parón. Corren tiempos duros y me cuesta escribir, pero voy a intentarlo. El grupo de los hermanos Hawkins no es una formación al uso. Me explico. Su estilo es difícil de definir pese a que, en esencia, se trate de hard rock británico de toda la vida. A ello hay que sumar detalles glam, la personal e intransferible personalidad y voz de Justin y, a mi juicio, la referencia permanente a Queen. Todas estas señas de identidad destacan aún más en directo, como se pudo comprobar en una Sala But a reventar. Un sold out sorprendente, con mucho público que no sabía muy bien dónde estaba o a quién estaba viendo. Algo cada vez más habitual, sobre todo en fines de semana, en recintos que normalmente son discotecas y que se utilizan para conciertos ante la falta de salas adecuadas. Había demasiada gente y no encontré el sitio perfecto para disfrutar de la actuación, por lo que no dudé en adquirir el usb para descargarla días después en mp3 en la web del grupo de forma oficial y con muy buen sonido. Venían a presentar Last Of Our Kind, aunque el set list estuvo compuesto casi en su totalidad por las canciones de su primer y genial disco, Permission To Land. Se dejaron fuera temazos nuevos como Open Fire, lo que generó muchas criticas hacia ellos igual que los excesivos parones en el escenario. Si se trata de sacar punta podemos sacar multitud de defectos, como el abuso de los discursos y el humor inglés que casi nadie entiende, pero nos desviaríamos de lo realmente importante. La banda suena potente, convence a pesar de las idas y venidas, cambios de formación cuya última novedad es la adición de Rufus Taylor a la batería. Contundente en la pegada, el hijo del mítico componente original de Queen demostró que el puesto puede ser suyo por muchos años. Y teniendo en cuenta la influencia clara que la reina es para Darkness, la elección parece perfecta.


Volviendo al repertorio, me encantó un tema inédito que presentaron, Rack Of Glam, mientras que lo menos acertado fue el empeño que tienen por incluir la versión de Radiohead. No faltaron los falsetes y las piruetas de Justin, bastante desmejorado físicamente, las pintas retro del bajista Frankie Poullain, ni el buen hacer de Dan con las guitarras. Recurriendo al tópico, para que se me entienda mejor, es como el Malcolm Young de The Darkness, el cemento que une los ladrillos pese a que va a su bola totalmente. Eso sí, se deja de posturitas y ejerce su función de ensamblaje sin fisuras. Los momentos más álgidos, incluso de histeria colectiva, se vivieron con los hits más conocidos como Love Is Only a Feeling, Get Your Hans Off My Woman o I Believe In A Thing Called Love. Me pareció excesivo que tocaran su primer trabajo casi entero, aunque este grupo es así, imprevisible, y ahí reside parte de la genialidad que les diferencia del resto. Del injustamente olvidado One Way Ticket To Hell apenas sonaron dos temas (English Country Garden es 100% Queen), del disco de reunión Hot Cakes alguna más y del nuevo, paradójicamente, sólo un par: la inicial Barbarian y Roaring Waters. En general, el sonido fue aceptable y casi nadie pareció quedar insatisfecho por lo que había visto. Al menos es la sensación que me dejó un concierto que no pasará a la historia (me gustó más el anterior que vi en La Riviera) después de cumplir con su cometido: entretener, divertir y provocar con una buena noche rock and roll. A estas alturas, como suelo decir, poco más se puede pedir. Sólo una cosa, a los que no les guste y van a estos conciertos para figurar con las invitaciones, mejor que se queden en otro lado. Muchas gracias.

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