Van Halen collage

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sábado, 12 de diciembre de 2015

Concierto de Zodiac (La Boite, 10-12-2015): regreso al rock químicamente puro

Si hubiera una fórmula química para definir el rock, sin duda es la que utilizaron Zodiac el pasado jueves en la parada madrileña dentro de su gira española. Lo que muy pocos afortunados vivimos en la Sala Boite fue un regreso en toda regla al verdadero significado no sólo de un estilo musical, sino de una forma de vivir, de sentir, de disfrutar con lo que se hace hasta las últimas consecuencias. Lejos del lujo y oropel de los grandes estadios, los alemanes están recorriendo la Península con una furgoneta alquilada (la suya se averió), ellos mismos cargan con los bártulos para meterlos en la sala, se encargan de probar el sonido sin apenas tiempo y, por si fuera poco, nos deleitaron con un concierto memorable. Con visibles y lógicas muestras de cansancio, fueron de menos a más hasta poner patas arriba el diminuto recinto de la capital. El sonido también fue mejorando tras un inicio confuso, en plan bola casi inaudible, con los protagonistas algo fríos antes de entrar en calor a base de echarle ganas. Zodiac suenan mucho más contundentes en directo que en sus tres discos publicados hasta la fecha. Es extraño que no dieran más cancha a Sonic Child, su último trabajo, sobre todo teniendo en cuenta cómo subieron las revoluciones al tocar Swinging On The Run, Holding On o el blues con el que cerraron su actuación, A Penny And A Dead Horse. El cantante y guitarrista Nick Van Delft ejerce de líder absoluto, sobre todo con esos punteos al final de las canciones que tanto le gustan, o doblando los solos con Stephan Gall. Algunos temas alcanzan momentos épicos con esos duelos de guitarra que ya no se ven mucho. Ruben Claro, el bajista, también se hace cargo de los teclados y los coros, mientras que el batería Janosch Rathmer cumple su cometido con precisión.


Las influencias de la banda germana están muy claras, por lo que tienen inconveniente en tirar de versiones. En su repertorio ya es indispensable Cortez The Killer, de Neil Young, terreno abonado para que la guitarra asuma el control durante un rato bien largo. La otra fue Blue Jean Blues, su propia visión de ZZ Top que incluyeron en su brillante debut discográfico, A Bit Of Devil, del que cayeron una emocionante Coming Home (Van Delft y Claro bajaron a tocar entre el público), Diamond Shoes y el tema título. Completaron el set list con Free (otro momento destacado), Moonshine y Believer, pertenecientes al disco Hiding Place. A estas alturas se les veía muy cómodos en el escenario, sin importarles la paliza que llevaban encima. Tenía mérito lo que estaban haciendo, ya que otros grupos quizás hubieran optado por volver a casa al tener todos los elementos en contra. Sin embargo, pese a que Zodiac no ha ganado ningún concurso, no tienen apellidos ilustres y nadie les ha regalado nada, dieron una lección de profesionalidad difícil de olvidar. Sólo había que observar  la cara de satisfacción de la gente al final para darse cuenta de que grupos así son fundamentales para la supervivencia del rock. Sin poco que ganar y más cosas que perder, se presentan ante poco más de 200 personas dando todo lo que llevan dentro, con buenas caras, sin complejos, con un par de pelotas.  Esto se tiene o no se tiene, no se consigue en un laboratorio televisivo, aunque la gran mayoría (no saben lo que están dejando escapar) no sepa ni sabrá nunca quiénes son Zodiac.

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